lunes, 14 de febrero de 2011

León, capital del Viejo Reino.

Sin León no hubiera España, / que antes que Castilla leyes, / concilios, fueros y Reyes, / dieron prestigio a León...”. Eso nos recuerda su himno oficial, escrito por José Pinto Maestro, y musicalizado por el genial Odón Alonso. Y aunque el himno sea muy joven (1934), nos recuerda una realidad que sirve como clara muestra de la importancia, pasada, de esta ciudad. Y es que ciertamente, sin León, la historia de España habría transcurrido, probablemente…, de otra manera.

León fue fundada hacia el año 29 a.C. por la Legio VI Victrix; una de las legiones romanas que trataban de someter la Península Ibérica (Legione = León). Desde su solar, con un ojo vigilaban las guerras cántabras, y con el otro custodiaban los importantísimos recursos minerales de la zona, especialmente las minas de oro de El Bierzo y de La Maragatería. Por estas y otras razones, un nuevo grupo militar romano, la Legio VII Gemina, también se asentaría en León, en este caso ya hacia el año 74 d.C., consolidando el nacimiento de la ciudad.

Caído el Imperio Romano, León transitará con cierto letargo la época visigoda, para renacer con fuerza durante la Reconquista. Primero fue reedificada, y después fueron reconstruidas sus viejas murallas por orden del Rey de Asturias Ordoño I en el año 856. Más tarde, en el 910, la ciudad sería elegida como capital de un nuevo reino, heredero directo del viejo astur, y que habría de convertirse en el reino peninsular con más proyección durante varias centurias, y que habría de contar con los reyes más poderosos de toda la Península hasta bien entrada la Alta Edad Media. Había nacido el Reino de León.

En esta ciudad nacería el que se cree que puede haber sido el primer parlamento de toda Europa (las Cortes de León, en el año 1188, por orden de Alfonso IX). En esta ciudad se escribieron algunas de las más tempranas frases, ya no en latín, sino en un primitivo español (Nodicia de kesos). En esta ciudad se escribieron algunas de las obras musicales más antiguas conservadas en España (Antifonario de León). Y desde León nacerían tierras, señoríos, condados, feudos e incluso reinos, como los de Galicia o Portugal. Precisamente, uno de estos territorios, primero Condado y después Reino, acabaría heredando su hegemonía en el año 1239; el Reino de Castilla. La herencia de aquella vieja “capitalidad” es todavía hoy visible en la ciudad moderna de León. Lo es a través de los hechos y datos históricos conservados en sus museos y archivos; lo es también a través de su urbanismo medieval en el centro histórico; y lo es sobre todo, a través de sus monumentos, entre los más importantes y notables de todo el país.

En la actualidad León es la capital de una de las nueve provincias que integran la totalidad de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Situada en el noroeste peninsular, concretamente a unos 333 kilómetros de Madrid, es una ciudad de tamaño medio en el contexto nacional, con poco más de 135.000 habitantes. Tanto por la distancia, como por el tamaño de la ciudad, así como por el interés de la visita, es aconsejable realizar un viaje en el que emplearemos un mínimo de dos días.


Para llegar a León desde Madrid con transporte público disponemos de las tres opciones posibles. La primera de ellas es el avión, que nos resultará poco económico si no compramos el billete con mucha antelación. Otro inconveniente es la poca frecuencia de vuelos directos, aunque siempre nos ofrecerán vuelos con escala. El vuelo directo dura unos 55 minutos, y es operado por Iberia. Si elegimos el transporte aéreo, el Aeropuerto de destino será el de La Virgen del Camino, desde el que hay autobuses que nos conectarán con el centro de la ciudad por 3€.

La segunda de las opciones es el tren, que nos ofrece distintos tipos de billetes en función del tipo de tren que realiza el trayecto, y del tiempo que empleará para ello. Si viajamos con Renfe, la opción más barata es el tren de “Media Distancia”, que realiza el trayecto en unas cuatro horas y media, y la opción más cara es el “Alvia”, tren mucho más rápido que acorta el tiempo a menos de tres horas, aunque también su precio se incrementa sensiblemente. En todos los casos, la estación de salida en Madrid será la de Chamartín.

Y por último, la tercera de las opciones es el autobús. La compañía que da servicio es Alsa, y presenta una variada oferta de horarios y tipos de autobuses. El directo “clase supra”, realiza el trayecto en 3 horas 45 minutos, mientras que los más económicos emplearán algo más de 4 horas, pues realizan más paradas durante el trayecto, pero el precio se reduce casi a la mitad. En todos los casos, la estación de salida en Madrid será la Estación Sur.


Sea como fuere que lleguemos a León, el primer punto de referencia que hemos de buscar es la Plaza de Santo Domingo, punto neurálgico de la vida leonesa, pero que además es puerta natural de entrada y salida al centro histórico de la ciudad. Si llegamos en el autobús desde el aeropuerto, este lugar será una de las paradas. Si por el contrario accedemos a León en autobús o tren, las estaciones están bastante cerca de esta plaza (y también entre ellas) y tan sólo tendríamos que caminar en dirección Este (15 minutos a pie), primero por la Avenida de Palencia, y después por la Avenida de Ordoño II. Pero de cualquier modo, en ambos casos, también podemos coger alguna de las líneas urbanas de transporte que nos dejen en Santo Domingo. (Línea 14 desde la Estación de Autobuses, Línea 4 desde la Estación de Renfe).

Desde la plaza de Santo Domingo veremos con claridad el acceso al centro histórico de la ciudad, que se nos abre por la Calle Ancha, de paso restringido a vehículos. Justo en su inicio tendremos ya las primeras sorpresas. A nuestra izquierda podremos contemplar el Edificio Botines, una de las tres construcciones mayores que el genial arquitecto catalán Antoni Gaudí construyó fuera de Cataluña. Hoy en día el edificio es la sede social del principal banco leonés, pero contemplando las formas de su arquitectura se entiende que el arquitecto era todavía muy joven cuando lo diseñó, en tanto que la “casa” –pues eso era en origen la construcción una “casa de vecinos” –, nos recuerda algo a medio camino entre un palacio medieval y una construcción gótica. Efectivamente, está muy lejos todavía el Gaudí modernista, pero podemos ver ya en la Casa Botines su gusto por la inspiración medieval, que lleva al edificio a la catalogación de obra neogótica romanticista, pero también podremos comprender el gran potencial imaginativo del arquitecto. Lamentablemente, al ser la sede de las principales oficinas de Caja España, las visitas no son posibles.

Justo al lado de este edificio se levanta otra de las obras destacadas en la ciudad: el Palacio de los Guzmanes. Mucho más antiguo que su vecino, su fábrica se remonta al siglo XVI, época en la que la familia que le da nombre era una de las más destacadas en la ciudad. Su exterior es, de acuerdo a algunos ideales del Renacimiento español, sencillo o incluso austero (y parte de su fachada exterior es de época reciente); pero sin embargo su arquitecto, Rodrigo Gil de Hontañón –uno de los grandes arquitectos del XVI en España–, reservó la mejor parte para la distribución y el espectacular patio interior. En la actualidad el edificio es sede de la Diputación Provincial de León, y por esa razón el acceso es libre y gratuito, pudiéndose visitar libremente los espacios comunes. También existe la posibilidad de visitas guiadas, que la propia Diputación organiza, y de las que os podrán dar detallada información en la portería.

Saliendo nuevamente al exterior, regresaremos a la Calle Ancha, por la que hemos de continuar en dirección Este. Si deseamos información turística de la ciudad, ahora tendremos la oportunidad de acercarnos a la oficina de Información y Turismo, que precisamente se ubica en el mismo Palacio de los Guzmanes, pero justo en la parte posterior del edificio. Siguiendo siempre por la calle Ancha estaremos recorriendo el espacio del decumano romano, y nos va a llevar a la Plaza de la Catedral, edificación construida en el mismo solar en el que existieron las Termas Romanas.


La Catedral de León es la más pura de todas las catedrales góticas españolas. Esto equivale a decir que es la menos hispana, o que es la más francesa; y de hecho, esta característica le ha valido el título de Pulchra Leonina. Construida desde los primeros años del siglo XIII, el edificio ocupa el mismo lugar en el que primero estuvieron las edificaciones romanas, después el Palacio de los Reyes de León, después una primera catedral “mozárabe”, una segunda románica y finalmente el actual edificio gótico. La catedral estaba finalizada, en sus partes fundamentales, hacia el año 1301, y esta poco habitual rapidez en la construcción, ha conseguido un edificio armónico y unitario en el estilo, algo excepcional en el caso español. Además, y por un más que probable origen francés del arquitecto principal, es la más gótica de todas las catedrales españolas, en el sentido de que es la que tiene mayor número de ventanales y metros cuadrados de vidrieras, con mucha diferencia. El interior es sencillamente espectacular, y bien merece una visita, que además es gratuita. En cambio, no es gratuito el acceso a sus museos, ni tampoco el acceso a una plataforma situada a la altura del triforio, y que aunque es parte de un proceso de restauración y rehabilitación de las vidrieras, se ha convertido en un punto turístico importante, que nos permitirá ver el interior del edificio desde otro punto de vista, y disfrutar de las vidrieras a escasos centímetros de ellas, a más de 20 metros del suelo. La visita es parte del proyecto cultural “El sueño de la luz" , y el acceso se realiza desde el exterior de la catedral, por el lado norte del edificio. El mejor momento para realizar esta visita es el atardecer, cuando los rayos del sol inciden directamente en el gran rosetón de la fachada Oeste del edificio.


Una vez visitada la Catedral, nos queda otro lugar imprescindible que debemos conocer en León. La Real Colegiata de San Isidoro de León se encuentra a menos de diez minutos de trayecto a pie, en dirección noroeste, siempre dentro del centro histórico de la ciudad. Si para los expertos en arte gótico la Catedral es un hito fundamental, aún más importancia tiene para los expertos en arte románico la basílica isidoriana. Artística e histórica, porque en ella descansan 12 reyes, 10 reinas y 8 infantes, y el contenido de su biblioteca es capital. La Real Colegiata es un inmenso edificio que aglutina las dependencias monásticas repartidas en torno a dos claustros, la Basílica, la Biblioteca, y el Panteón Real y Museos. Y todo el conjunto se apoya en las viejas murallas –de origen romano– que podremos también contemplar durante la visita.

El edificio basilical es uno de los más maduros y mejores ejemplos del románico español, junto con las Catedrales de Jaca y Santiago de Compostela. La iglesia se consagraba el 21 de Diciembre de 1063, y había sido construida para hacer reposar en ella los restos de San Isidoro, santo cristiano nacido en el norte de África, y cuyos restos acababan de ser arrebatados en Sevilla a los musulmanes. Pero los reyes impulsores del edificio, Fernando I y su esposa Sancha, querían además de rendir sentido culto al santo, engrandecer la capital de su reino, y por esta razón no escatimaron recursos económicos ni medios para construir la mejor iglesia del momento; iglesia de todavía sería notablemente ampliada y enriquecida por la hija de ambos, la Infanta Urraca. El edificio actual se finalizaba y consagraba en el año 1149. La basílica es hoy visitable, su acceso es gratuito –tan sólo limitado por las horas de misa–, y destacan por su calidad las esculturas de las dos puertas de acceso que se pueden ver desde el exterior: la del “cordero”, abierta siempre al público, y la situada en el crucero llamada del “perdón”, que está cerrada habitualmente al tener este privilegio para los peregrinos a Compostela. Pero por encima de todo ello, la visita obligatoria del complejo isidoriano es la de su Panteón de Reyes.

Éste está situado a los “pies” de la iglesia, y es un espacio que en su momento fue el principal acceso a una iglesia anterior a la actual. La tradición y el origen asturiano del Reino de León, provocó que este lugar fuese el elegido para enterrar a los monarcas, y con el paso del tiempo el espacio quedó “cerrado” al público en general, y destinado exclusivamente a Panteón de Reyes. Hoy es completamente visitable, accediendo a él por el mismo acceso que al museo; una sencilla puerta abierta a escasos metros de la fachada del cordero de la Basílica. Si bien las tumbas de los reyes son sencillas y modestas, el lugar se ha hecho mundialmente famoso gracias a las pinturas del siglo XII que decoran sus paredes, y que son las mejores del románico español junto con algunos conjuntos del Pirineo catalán. Destacan las bóvedas con el Pantocrator, la Anunciación, la Última Cena; y como peculiaridad un calendario agrícola que nos muestra los 12 meses del año. Además, en la misma visita se podrá disfrutar de la Biblioteca isidoriana, donde tenemos obras como una la biblia visigótico-mozárabe, numerosos misales y cantorales, y gran número de libros miniados entre los que destacan los de Santo Martino. Se disfrutará igualmente de la antigua tribuna de la basílica, reconvertida en museo y donde descansan algunas de las piezas medievales más exquisitas de España, como el Caliz de Doña Urraca.


León todavía encierra muchos más tesoros por sus calles. En pleno centro histórico se encuentra el Palacio del Conde Luna, situado en la plaza del mismo nombre, y que construido por la familia Quiñones en el siglo XIV consta de dos partes: la original medieval, y una ampliación del siglo XVI que nunca llegó a finalizarse, y de la que es bien visible un torreón de piedra verdosa. El edificio ha sido recientemente rehabilitado como sala de exposiciones, y además como sede de la Universidad de Washington (Seattle).

No lejos de allí, y todas en el centro histórico, se encuentran hasta tres plazas que bien merecen una visita. La más grande de ellas es la Plaza Mayor, espacio antiguo en el que se celebraban los mercados medievales –y aún los actuales–, y que debe su aspecto a las obras del siglo XVII que hubieron de ser realizadas como fruto de un incendio que destruyó los edificios anteriores. La plaza recuerda los modelos ensayados en muchas otras ciudades españolas –Madrid incluida–, con edificios porticados en un conjunto unitario cuadrangular. A escasos metros de ella, accediendo por la Calle de las Plegarias, se llega a la Plaza de San Martín, centro neurálgico del ocio nocturno leonés, y que también albergó mercados medievales, concretamente el de la carne, como nos recuerda la Casa de las Carnicerías que preside la estrecha plaza, y que hoy ha sido reconvertida en sala de exposiciones. Y por último, un poco más al sur, y a unos cinco minutos de este lugar, la Plaza del Grano, la más medieval de todas las plazas leonesas, que todavía cuenta con un suelo empedrado, y a la que se abre el ábside de la Iglesia de Santa María del Mercado, cuyo nombre nos recuerda claramente la función original de esta plaza. Si hemos llegado hasta aquí, tal vez sea el momento de caminar unos pocos metros más, bajando por la Calle de la Puerta Moneda, pues de este modo llegaremos al espacio en el que se cobraba el impuesto de acceso a la ciudad en época medieval, y aunque nada queda de la antigua puerta, sí que podremos contemplar el casi medio kilómetro de murallas que todavía están en pie.


Saliendo ya del centro histórico quedan un par de visitas aconsejables. La primera de ellas es el antiguo Convento de San Marcos. Aunque esté situado a unos 20 minutos del centro histórico el camino es fácil y la visita recomendable, pues nos encontramos ante una de las principales obras del primer renacimiento español. El edificio es en la actualidad hotel. Uno de los de más lujo de la Red de Paradores, y también alberga parte del Museo de León. Fue construido inicialmente en el siglo XII como hospital de peregrinos y estuvo dirigido por los pobres de Cristo” –los Templarios–; pero en el siglo XVI fue completamente reedificado por orden del rey Fernando el Católico, y posteriormente la historia le dio muchos usos, desde cárcel, a instituto, o parada de sementales del ejército, hasta que finalmente fue rescatado del olvido para reconvertirlo en el actual Hostal. Su fachada es de las mejores del llamado plateresco español.

Un poquito más lejos todavía, siempre en dirección norte por la "Avenida de los Reyes Leoneses", se encuentra el edificio más vanguardista de la ciudad, que alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC). Se trata de un edificio multifuncional, inaugurado en 2005, y cuyo diseño ha ganado varios premios a nivel internacional, entre ellos el prestigioso galardón europeo Mies Van der Rohe. Alberga en su interior distintas salas en las que se muestran las últimas expresiones artísticas de vanguardia, a través de distintas exposiciones temporales. Las líneas de autobuses urbanos que nos pueden prestar servicio (tanto para ida como para vuelta) desde la Plaza de Santo Domingo, son las líneas 11 y 13.


Hemos sugerido esta visita con un mínimo de dos días –que bien pueden ser tres–, y esto implica pasar una noche en la ciudad. Ello no será un problema, pues los alojamientos son muchos y de muy variado precio; pero lo mejor de todo será la propia noche. León es ciudad universitaria, y por sus calles habitan más de 12.000 estudiantes, a los que les encanta disfrutar del ocio leonés, tanto como a los propios leoneses. La mitad sur del centro histórico es conocido como el “Barrio Húmedo” (al sur de la Calle Ancha). El origen de este nombre es probablemente por ser la antigua cannaba romana, donde vivían aquellos que no eran militares, y que abastecían de productos a las tropas. Por sus calles están las ya citadas Plaza Mayor y Plaza de San Martín, en torno a las cuales giran la mayoría de los bares y locales de ambiente. Otra de las zonas que se está poniendo de moda, es justo al norte de la Calle Ancha, también en el centro histórico, en las inmediaciones del Parque del Cid. Muy característico de León es “ir de tapas” para cenar; esto es, ir por los distintos bares tomando una pequeña consumición en cada uno de ellos, pues la costumbre aquí es la de dar un poco de comida gratis con cada bebida. Además, de este modo se pueden degustar algunas de las delicias gastronómicas leonesas, como pueden ser la Morcilla de León, la sopa de trucha, las sopas de ajo, el picadillo, o la cecina; entre otras muchas cosas.


León tiene un clima lleno de contrastes. Su situación geográfica norte y su notable altitud (840 m.), provoca que los inviernos sean extremos y los veranos muy cálidos. Así en pleno invierno las temperaturas nocturnas bajan con mucha frecuencia a temperaturas bajo cero, y por el contrario durante el verano el termómetro puede alcanzar con facilidad más de 30 grados. No obstante, su clima es poco lluvioso, al igual que es extremadamente baja la humedad relativa. Esto favorece las sensaciones térmicas, y en definitiva ayuda a combatir tanto el frío como el calor. Varias capas y un buen abrigo nos servirán para hacer frente al frío del invierno, en el que por otro lado abundan los días despejados y soleados. En verano el alto calor de las horas centrales, será recompensado con una notable bajada de las temperaturas al ponerse el sol. En definitiva, la visita es aconsejable en cualquier época del año; atendiendo a las previsiones meteorológicas, para evitar el frío extremo de invierno, o incluso las nevadas, que no son nada extraño en esta ciudad.




Video promoción "Turismo - León"




I.Y.P.

1 comentario:

  1. Me gusta, me gusta el plan. Creo que iré este fin de semana. ;-)

    ResponderEliminar